autodemolidos
Cuando una familia palestina recibe una orden de demolición sabe que comienza una cuenta regresiva agobiante. Si bien continúan todas las instancias legales para evitar ese estrago, son conscientes que el Estado de Israel finalmente terminará ejecutando su plan.
En muchos casos a la tragedia de perder una casa, una oficina, un local comercial hay que sumarle el dolor que produce que sea la misma familia la que tenga que llevar a cabo la demolición ordenada por el gobierno israelí.
¿Cómo es esto? Los palestinos y las palestinas son obligados a costear los gastos de la demolición de sus viviendas. Entonces pueden optar por pagarle al gobierno ocupante o la tienen que demoler ellos mismos con sus propias manos.
Eso fue lo que finalmente tuvo que hacer una familia en el barrio de Ras al Amud, en Jerusalén, el pasado 8 de diciembre de 2018. Los integrantes de las dos familias que vivían desde hace 20 años en esa casa se vieron forzados a hacerse cargo de la demolición. No sólo eso, sino que la familia también tuvo que desembolsar durante todo el proceso 160.000 NIS (43.000 dólares) en concepto de multa a la municipalidad de Jerusalén y otros 25.000 NIS (6.700 dólares) por la demolición misma.
De acuerdo a la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), en 2018 hubo un 10% más de demoliciones que en el año 2017. Sin titubear Israel ejecuta su plan de ocupación y anexión del territorio de Cisjordania, violando los derechos más elementales de las personas y el ordenamiento jurídico internacional.





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